Cuando fui a Las Palmas mis hermanos iban a conocer por primera vez a Daniel. Estaban deseándolo. Fernando, Silvia y Marian (mi cuñadita), lo acogieron con los brazos abiertos. Mi madre ya lo conocía porque vino a ayudarme en sus primeros días, pero no veía el momento de reencontrarse con él. No se podía creer todo lo que había cambiado en dos meses.
Como ya he contado mi hermana tuvo un encuentro muy intenso con él en el aeropuerto. Mi hermano vino a verlo con mucha curiosidad. De repente decidió llevárselo a Natalia al colegio, que está a un minuto de la casa de mi madre. Así que ni corto ni perezoso agarró al enano y se fue con él a la calle. A mi casi no me dió tiempo a decir nada, y mucho menos a acompañarlo. Era la primera vez que estaba tan lejos de mi hijo. Y lo agradecí, la verdad. A Natalia le hizo muchísima ilusión que su primo fuera a buscarla a la salida del colegio.
Durante mi estancia allí mi madre se lo llevó de paseo con sus amigas un día y mi hermana a un centro comercial con una amiga otro. ¡Que descanso! Aunque estás pendiente de su regreso disfrutas de esos momentos paz al máximo.
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