El 26 de diciembre decidimos dejar al niño con su abuela Chari toda la noche para poner la calefacción en casa y calentarla para cuando llegara Daniel. Habíamos pasado dos noches en casa de mi suegra y probablemente nuestra casa estaría helada.
Así que, aunque no las tenía todas conmigo, le dejamos allí para que pasara la noche. Daniel tiene mal dormir y, a veces, le dan unas perretas exageradas, así que tenía miedo de que les diera una noche de pesadilla a Chari y a la abuela Paca.
Ellas y Raúl lo confundieron con preocupación por el pequeño. "Tienes que empezar a despegarte de él" me dijo mi marido. Pero puedo asegurar que las que me daban verdadera pena eran Chari y la abuela. Además me remordía la conciencia, porque tengo muy asumido que a los niños los tiene que aguantar su madre. Que en este caso soy yo.
Afortunadamente todo salió bien y las dos parecen dispuestas a repetirlo, de lo que me alegro intensamente. Parece que Daniel se porta mucho mejor cuando yo no estoy.
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