Daniel me las hizo pasar canutas con el tema del sueño, pero cuando estaba agotada sólo tenía que acostarlo a mi ladito para que se acurrucara contra mi cuerpo y se quedara dormido. ¡Bendito colecho! Aunque, eso sí, se movía tanto y daba tantas patadas y manotazos que acababa molida.
Iván también me ha salido muy despierto. ¡Buf! ¡Qué suerte la mía! Así que en la primera ocasión que se me presentó lo metí en la cama conmigo, pero a este pequeñajo no le gustó nada la experiencia. Me pegué mucho a él para que no le pareciera demasiado espaciosa, pero ni aun así. Se ve que en el hospital se acostumbró a las mantas enrolladas acotadoras de espacio y a la cuna porque odia pegar su espaldita a mi colchón.
Aunque la cuna tampoco la adora. Prefiere mil veces que le coja en brazos y que le mezca, así que tengo un bonito problema. Por ahora lo salvo durmiendo sentada en alguna ocasión, pero mis ojeras ya alcanzan el suelo y mi cerebro ya no es lo que era.
Espero que normalice pronto sus ciclos de sueño por el bien de mi salud.
Pufff a nosotros el colecho también nos ha ayudado mucho a dormr, porque Abril no le gustaba nada nada ni la minicuna ni el cochecito... Muchísimo animo, espero que poco a poco vaya durmiendo un poquito mejor y tu consigas descansar algo. Un besito
ResponderEliminarPues ánimo, que ya queda menos... esperemos ;)
ResponderEliminarBesotes.
Espero que vaya cogiendo el ritmo nocturno. ¡Cruzo los dedos!
ResponderEliminarMis hijos no han querido dormir con nosotros nunca nunca cuando eran bebes,DAvid apartir de los 18 mess y Jaime apartir de los dos años o asi,ahora no hay quien los saque!!!!lo acostamos en sus camas y cuando llega la mañana estamos los cuatro en la cama!!
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