¡Ay! Los celillos. Pocos, pero algo hay. Era inevitable.
Daniel adora a su hermanito. Es el único de su clase que tiene un bebé en casay eso le hace sentir importante.
Además, los adultos que me rodean han tenido mucho cuidado con este tema y siempre le han hecho mucho caso. Si alguien regalaba algo al pequeño también le daba un detalle al mayor. Algo que al final ha resultado del todo innecesario porque el primogénito se quedaba con lo suyo y lo del otro. Con la edad de Iván poco se protesta a la hora de pelear por juguetes. Incluso las cremitsa se las apropió el muy sinvergüenza.
Le encanta jugar con su bebé de carne y hueso, cambiarle al pañal, bañarlo, bañarse con él, pero supongo que aún así y todo, compartir el amor de tus padres con otra persona no debe ser nada fácil. Así que ahora le he dado por decir que Iván es malo y él es bueno. De hecho, en los últimos días ha extendido esta etiqueta malvadaa casi todos los que le rodeamos. Todos somos malos menos él. ¿Estará peleado con el mundo?
Menos mal que a la vez sigue tan sonriente y trasto como siempre.
Ay pobrete, espero que se le pase pronto... Mucha paciencia y muchos cariños para el hombrecillo de la casa. Un besazo
ResponderEliminarTranquila es la edad, mi niño de dos años y medio se ha tirado como 2 meses y medio con eso, ahora solo lo dice de vez en cuando (o cuando tu le dices que es malo por hacer algo malo, y te dice que lo eres tu)
ResponderEliminarMaría, lo tenemos mimadísimo. ¡Si hasta riño al pobre bebé de vez en cuando para que vea que no sólo le caen las broncas a él! Pobre Iván. Menos mal que va a espabilar pronto y entonces me temo que Daniel tendrá que echarse a temblar. Por algo se llama Iván el terrible.
ResponderEliminarNoe, ya dice que yo también soy mala, cómo últimamente le regaño mucho... Pero él es plenamente consciente que es porque se porta mal. Y lo hace a posta para ver hasta donde puede llegar ¡sight!