Daniel lleva una par de meses metido de lleno en la dinámica de los "Por qués". Antes preguntaba de vez en cuando, pero ahora es una auténtica ametralladora. Intento satisfacer su curiosidad en todo momento, pero es que hasta el más pintado se cansa de oirle.
"Mami, ¿Por que está aparcado ese coche?"
"Porque el dueño estará trabajando por aquí cerca o dejando a los niños en el cole, o simplemente en su casa"
"¿Y por qué está en su casa, por qué?"
"No he dicho que lo estuviera sino que puede"
"¿Y por qué puede?"
"Porque es una posibilidad entre muchas"
"¿Y por qué entre muchas, por que entre muchas?"
"Porque pueden pasar un millón de cosas"
"¿Y porque pueden pasar un millón de cosas?"
"Aaaarg"
"¿Y por qué dices arg, mami?"
Totalmente desesperante.
Muchas veces me invento cuentos largos, que intento que estén inspirados en una base real, para evitar las preguntas. Él escucha muy atento y cuando acabo exclama "¡Otra vez!". Y así puedo contarle el mismo cuento cientos y cientos de veces.
¿Qué se acabará antes mi paciencia, mis cuerdas vocales o la curiosidad inmensa de este niño?
La verdad es que esa etapa tiene que ser desesperante. Nunca me ha dado por preguntarle a mi madre cómo lo vivió conmigo. ¿Habré sido muy cansina con los por qués? Supongo que sí porque aun hoy en día le busco el por qué a todo. Jajaja. Besotes.
ResponderEliminarBonita etapa la de los por qués ;) Todos hemos pasado por ahí.
ResponderEliminarBesotes.