martes, 27 de diciembre de 2016

Los labriegos

Cada visita al pueblo trae sorpresas divertidas. En esta ocasión los peques se fueron a visitar a sus primos a su chamizo y aprovecharon para sacar unas azadas y palas y ponerse a trabajar. Si tuvieran esa predisposición en casa, otro gallo nos cantaría.

La de juegos que inventaron ese día. Empezaron por hacer una huerta y plantar las semillas de las manzanas que se estaban comiendo y acabaron haciendo ingeniosas trampas y atrayendo a incautas víctimas hacia ellas.

La cosa acabó en batalla contra un enemigo imaginario. Iván era el vigilante que desde un árbol les avisaba si se acercaba el enemigo mientras ellos cavaban y jugaban con palos y piedras. La verdad es que es maravillosa esa capacidad de hacer especiales hasta las situaciones más normales que tiene los niños.

Te contagian su entusiasmo.

2 comentarios:

  1. ¡Cómo se lo pasan! y la verdad cuando eres niño... ¡el pueblo es lo más! y para imaginación fascinante :)

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