Al principio temía la hora del baño. Daniel se ponía a llorar como un histérico. Odiaba el agua. Algo curioso si tenemos en cuenta que hasta hacía bien poco flotaba tranquilamente en el líquido amniótico. El caso es que a matrona asegura que el 99,9% de los recién nacidos berrean cuando llega el momento de meterlos en la bañerita.
Al poco se produce un cambio espectacular y, de repente, les encanta. O eso pasó con el mío. Ahora me da pena si un día, por cualquier cosa se queda sin sus diez minutitos de baño. Es más. hay días que llora cuando le sacamos del agua calentita. Eso sí, lo que me habían dicho de que con el baño se relajan los niños y duermen mejor con este pequeñajo no se cumple.
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