martes, 7 de agosto de 2012

Mal, mal, fatal

Mal, mal, fatal. Así me siento. Mala madre, mala persona, enferma y desesperada. La tos, la garganta, el dolor de cabeza no me dejan cuidar a mis niños como quisiera. Me falta seso, me falta paciencia, me faltan las fuerzas. Con poco salto, hago una montaña de un grano de arena, regalo los oidos de mis hijos con improperios y palabras malsonantes. Mis hijos se portan mal y yo me porto peor. Sólo quiero dormir. Parece que nunca voy a curarme. Mi marido intenta ayudarme y no hace más que echar leña al fuego. ¡Dejadme sola, dejadme tranquila!

Luego vienen los remordimientos, la culpabilidad, los ataques de amor desenfrenado. Mis niños, os quiero, os adoro, siempre, siempre, aunque me enfade, aunque grite. Que Daniel quiere un batido de chocolate a deshora? Es tuyo. ¿Quieres ir a los coches? Ahora mismito. Todo el tiempo que quieras. ¿Iván quiere guerrear, quiere golpear ese juguete, quiere romper la revista? Todo es poco.

Mal, muy mal. Mal todo. Mal perder la paciencia, mal gritarles, mal darles todo lo que piden... Pero es que me encuentro tan mal. Sólo quiero que alguien les cuide mientras yo convalezco, pero los milagros no existen y sólo estoy yo para alejarlos del peligro, para que coman bien, para que duerman lo suficiente, para jugar con ellos, para atenderlos...

Raúl hace lo que puede, pero tiene que trabajar. Ahora es el único que lo hace. El único que trae dinero. Esta semana está trabajando desde casa porque la facultad ha cerrado las puertas. Por ahorrar dinero supongo. Se levanta el primero para abrir el ordenador (y eso es mucho madrugar porque estos abren el ojillo a las siete o antes). Se encierra en el despacho a teclear y sólo aparece de vez en cuando al oirme gritar histérica. Arregla la situación como puede en cinco o diez minutos y se vuelve a encerrar. Esto significa que por la noche toca volver a trabajar hasta muy tarde para ganar esos minutos que pierde conmigo.

Necesito curarme ya. Hacía tanto que no tenía una convalecencia tan larga...

2 comentarios:

  1. Tranquila, nena, tómatelo con calma... A veces es uno el que necesita que lo mimen. Besotes y que te mejores pronto.

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  2. Jo. Nos dejas el cuerpo fatal. Aunque por otro lado, decirte que no eres la única. Por aquí también tenemos nuestros momentos chungos. Un besote bien grande.

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