De este blog puede que haya quien saque la conclusión de que Daniel es un bebé llorón, manipulador e insomne. Y algo de verdad hay en todo eso. Pero también es un niño simpático, risueño y cariñoso. Es un bebé, que esperamos de él.
Los bebés lloran. Es un hecho. Y si tienes la suerte (o mala suerte) de tener un bebé curioso que no se quiere perder ni jota, pues sabes que no va a querer pegar el ojito. Cuanto te quedas embarazada asumes todos estos riesgos. Y hay bebés mucho peores. Mi hermano sí que era insomne. Tenía a mi madre y a su oreja, que le gustaba estrujar, desesperados. Fernando, espero que no te importe que desvele este trapo sucio. Afortunadamente, al poco tiempo se volvió una marmotilla (como todos en mi familia).
De todas formas, tampoco creo que Daniel llore mucho. Cuando le toca más o menos. Cómo no le gusta dormir, llora cuando tiene sueño. En el fondo tiene su lógica. Además, últimamente el pobre está muy frustrado porque quiere moverse ya y no puede. ¡Ése es un buen motivo para llorar!
Así que, analizados estos aspectos, podemos llegar a la conclusión de que Daniel es un niño más bueno que el pan, con inquietudes en la vida y con muchas ganas de aprender y moverse. Y todo esto lo sacamos de un bebé que todavía puede compararse con una ameba. ¡Qué bonita es la investigación basada en la observación y la interpretación!
La foto es muy graciosa :-D
ResponderEliminar