La verdad es que me da mucha pena tener que cambiar al niño de guardería porque en ésta las chicas son encantadoras y le tratan con todo el cariño. Se nota que se preocupan por él. No me digáis como lo noto, porque Daniel aún no habla, sólo emite graciosos sonidos guturales, pero el niño sale siempre de la guardería muy tranquilito. Conmigo nunca está tranquilo. En cuanto llegamos a casa se rebela y sólo quiere bracitos y movimiento. Para arriba, para abajo, coctelera, besito y vuelta a empezar. Y como se me ocurra intentar dormirle ya la tenemos montada. Sus berridos se oyen por toda la comunidad.
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