Al niño le están saliendo los dientes. Yo pensaba que esto era algo que ocurría más adelante, pero ese babeo constante y su obsesión por chuparse el puñito (o lo que pille en su camino) parece ser un indicativo indiscutible. Por lo visto le duele y le molesta con lo que tiene momentos más tontos que otros.
Maribel, una compañera del trabajo, me ha comentado que el momento de la salida de dientes depende muchas veces de las ganas de comer que tenga el bebé. En mi caso no puedo negar que Daniel se comporta como un niño glotón en la mayoría de las ocasiones y que cuando quiere comer quiere su alimento… ¡yaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!
Otra compañera, Bárbara, me ha dicho que cuando les están saliendo los dientes es normal que se les ponga el culo rojo como un tomate. Así que ahora cada vez que le cambio el pañal observo con un poco de obsesión el pandero de mi hijo. No vaya a ser que se esté poniendo rojito. Poco después de que Bárbara me hiciera partícipe del mal de los traseros escocidos leí que esto era debido a que las babas que tragaba el niño producían cacas ácidas. La solución definitiva es cambiarle el pañal contaminado lo antes posible. Que en mi caso es un poco difícil ya que va a la guardería ocho horas y con tanto niño alrededor no sé si se darán cuenta enseguida del mal olor.
Cuantas teclas tienen los bebés.
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