Así que tengo los nervios de punta y la sensibilidad a flor de piel. Hay días que en vez de hablar bufo y otros que se me cae la lagrimita por cualquier tontería. En el trabajo cada vez que leo alguna noticia donde el protagonista es un niño se me encoge el alma (Y en mi trabajo se leen muuuuchos periódicos). Ya no puedo ver películas en las que oiga llorar a un bebé. El otro día me quedé con el tenedor en suspenso en media cena porque un niño berreaba en la calle.
Supongo que mi vida se normalizara poco a poco cuando empiece a dormir mejor. Y deje de preocuparme por todo lo que rodea a mi bebé.
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