"¡Soy el niño más buenito del mundo!" me soltó un día Daniel. Lo cierto es que no creo que sea el más bueno del mundo, pero que tiene buen fondo, eso seguro.
Cuando ve que estoy agobiada se acerca a mí para preocuparse o darme un beso, mima mucho a su hermano y siempre está intentando ayudar.
Una madre de un compañero de clase suyo me dijo que le encantaba mi hijo porque siempre saludaba a los papis que venían a recoger a sus pequeños y si uno de los chiquillos lloraba él se acercaba a consolarlo. Huelga decir que me hinché como un pavo. Al poco, otra madre me repitió mas o menos los mismo. Y una amiga mía también comentó lo bueno que era mi hijo.
Poco después le veía gritar a un amigo, arañar a otro niño del parque y contestarme de malas manera "¡No, no te obedezco ¡No quiero!" Y pensé "Bueno... Nadie es perfecto" y le di un abrazo amoroso al pequeñajo que se quedó un poco alucinado.
Jajaja. Todos tenemos nuestros días... Besos.
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