"¡Estas castigado hasta que cuente quince!" le digo. Y él ya sabe que se tiene que quedar quieto hasta que su madre grite "¡Quince!" o veinte o treinta, según lo grave de su falta. Si no se deja castigar la cuenta va subiendo. Al final. Muchas veces lo inmovilizo con el abrazo del oso. "¡Cuarenta! Voy a contar cuarenta" le aseguro amenazante. "Nooo, mamá, noooo" se queja él.Cuando termino de contar le pregunto si se va a portar bien o si no lo va a volver a hacer más. El me dice lo que quiero oir y se va tan contento a liarme otra.
A mí me mandaba mi madre a mi habitación hasta que a ella le daba buenamente la gana, así que nunca supe hasta cuánto contaba,jajajaja. Besotes.
ResponderEliminarTsss pues alomejor te lo copio,porque yo ya no se que inventar
ResponderEliminarTe he dejado un premio. Puedes pasar a recogerlo a mi blog a partir de hoy a las 21:30 hs. Besos.
ResponderEliminarMi alter ego, seguro que tu eras los suficientemente buena como para hacer caso a tu madre y, efectivamente, estarte quietecita en tu habitación un ratito. Éste es incapaz. ¡Muchas gracias por el premio! Voy a recogerlos ahora mismito jeje. Que ilusión.
ResponderEliminarM@rt@, cómo te entiendo buf. Malditos terrible dos años...
jajajjjaa yo cuando los mando a su habitación hago como hacia la madre de Mi Alter Ego..les dejo en la ignorancia... jajajja
ResponderEliminarPorfinyomisma, yo le mando a su habitación y ¡el muy sinvergüenza se escapa! Contando al menos sabe que no se puede mover hasta que acabe.
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