viernes, 14 de diciembre de 2012

La herida de guerra

Ayer Daniel salió del colegio tan contento. Le pregunté a su profesora que tal había pasado el día después de su entrada triunfal de perreta. Y me dijo que al poco de entrar por la puerta ya se le había pasado y estaba jugando con los compañeros.

Últimamente, me monta espectáculos por todo. Por cualquier tontería. No sé si es porque está cansado o porque se está volviendo un caprichoso. Y eso que no se lo doy todo. Sobre todo, porque lo que me pide suele ser imposible. Por ejemplo: "Mami, ¿Me has traído el paraguas de Spiderman?", "No, cariño. No sabía que lo querías", "Pues lo quiero ¡Ahora!", "Pues vamos a casa a por él", "¡No! Ahooooooraaaaa". Y se pone a llorar. Le dejo gimotear a gusto hablándole tranquilamente y explicándole que las cosas imposibles no me las tiene que pedir a mí, que no soy maga.

Ese día quedamos con su amiguito Luis en que vendría a nuestra casa después de una rápida visita al Centro de Salud y juntos iríamos a tomar una Cola Cao a la cafetería que tiene zona infantil. Camino al hogar nos encontramos con un espectáculo tremendo a sus ojos: Coches de policía, bomberos, ambulancias a potrollón. Por lo visto había estallado una bombona de gas y habían desplegado a todos los efectivos. Espero que no hubiera heridos graves.

Sin mucho esfuerzo logré despegarlo del lugar y seguimos hacia a casa. Antes de llegar le llamó su amiga Fátima para hacerle entrega de una preciosa felicitación navideña con campanitas y todo. Dentro de la tarjeta había dibujado un Papa Noel perfecto y habían escrito un cariñoso mensaje firmado por toda la familia. Daniel estaba exultante de felicidad. A Iván le gustó tanto el detalle que le dio un mordisco y se llevó una esquina de la tarjeta al estómago.

Ya casi en el portal, Daniel me contó que se había caído en el recreo y se había hecho pupa en el dedo pulgar de una mano. me lo enseñó y parecía el de michelín. Era el doble que el de la otra mano. Preocupada se lo palpé y se lo hice mover. Aseguró que no le dolía y los movió con dificultad a causa de la hinchazón. Supuse que sería poca cosa. Cuando era pequeña, me torcí algún dedo y mi madre no le dio la mayor importancia. Se me hinchaba, me ponía una crema al estilo trombocid y a los pocos días como nuevo. Así que me lo tomé con calma.

Antes de que pudiera subir a casa por fin, llegaron Luis y Cristina. Subimos un momentito para preparar meriendas y salimos escopetadas hacia la cafetería. Cuanto antes llegáramos menos la liarían los peques. Antes de salir intenté ponerle hielo en el dedo a Daniel, pero se puso como un loco. El frío hay que aplicarlo en el momento del golpe. Cómo ya habían pasado horas no insistí. De todas formas pensé que serviría de poco.

Pasamos una tarde de locos en la cafetería. Los niños competían a ver quien se portaba peor. he de decir que Daniel iba el primero casi todo el tiempo. Las mamás me recomendaban paciencia, calma... Y el niño seguía haciendo el burro... Que no le gritara, que le motivara positivamente... Y Daniel seguía desobedeciendo, pegando a los niños en el fragor del juego, subiéndose a las mesas... ¡Vamos! Que al final se llevó el azote a pesar de sus hadas madrinas.

Cuando Iván me hizo saber que ya estaba cansado de estar allí me despedí de todos y convencí al mayor de que ya era hora de ir a casa. Allí nos encontramos a papá, que, en cuanto descubrió el dedito hinchado a la hora de los baños me puso la cabeza como un bombo y me metió el miedo en el cuerpo: ¿Esguince?, ¿Rotura? Con la duda rondándome el cerebro cogí al niño y me fui con él en brazos al centro de salud mientras Raúl se encargaba de Iván. No fue tarea fácil porque Daniel veía al centro de salud como el mismísimo infierno y no paraba de gritar y patalear. Yo le susurraba palabras cariñosas al oído, le prometía premios si se portaba bien, intentaba tranquilizarles, le prometía que nadie le iba a hacer daño... Pero nada servía para calmarle.

Llegué a la consulta de la pediatra con una fiera corrupia entre mis brazos. Tanto gritaba que la enfermera se asomó a la consulta para ofrecernos su ayuda. Al final convencí el chiquitín de que le enseñara el dedo a la médico a cambio de un palito. El cambio fue asombros. "Vale" murmuró y le extendió la manita a la facultativa. ésta le examinó y me confirmó lo que yo pensaba, que no había sido nada. De todas formas, ya que había ido, le iban a vendar el índice y el anular juntos para que lo moviera lo menos posible dos o tres días y se le curara más rápido. En cuanto me dio el diagnóstico, mi peque exigió su palito y le pidió que le pintara una carita en él. La enfermera le vendó los deditos a un niño muy colaborativo que agarraba feliz su palito.

Ya en la calle, le enseñaba su "herida de guerra" como nos dio por llamarlo a quien se le cruzaba por delante, conocido o no. Cuando se enteró que al día siguiente no iba a ir a la piscina porque no se podía mojar las vendas dio saltos de alegría. Incluso, esta mañana, me confesó su plan de hacerse otra pupa, idea que le quité rápidamente de la cabeza. O eso espero.

8 comentarios:

  1. Tu hijo es muy listoo, maquinando un plan genial para librarse de la piscina!!! Me he reido un monton!!
    Los niños suelen querer cosas irracionales y cuando quieren una cosa la quieren ya!! Jeje!! Que paciencia!!

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  2. ¿Crees que hubo premeditación? Jaja. Casi podría creerlo de él. Ya sé lo que quiero para Reyes: ¡¡Kilos y kilos de paciencia!!!

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  3. Ay este Daniel! creo que está en la típica edad de exigir, pero si calmadamente le explicamos que no somos magas, (como bien hiciste) pues así aprenden que la próxima vez nos tienen que advertir antes ("lleva mi paraguas cuando vayas a recogerme del cole"...la mía también añade..."no se te vaya a olvidar"). Si se me olvidara, entonces entendería su pataleta...aunque también tienen que aprender que pudiera pasar porque somos humanas.
    En fin, estos chiquillos que nos hacen aprender con ellos cada día.
    Qué carita de pillín enseñando el dedo, ja ja.

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    1. Daniel me lo pide todo cuando ya hemos salido de casa. Parece que busca "pelea" en cierto sentido. Así que ya me lo tomo con calma.

      En la foto sonreía justo antes jeje Es un pillo.

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  4. que tremendo!!!, otra para contar!!

    jeje, besotes

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  5. Son tremendos!! Y nos tienen las vueltas cogidas a todos ls mayores.
    Yo te mando saquitos de paciencia pero para mi lo estas haciendo fenomenal!! Coincido contigo en todas tus maneras de actuar.
    Un besazo Aly

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    1. Muchas gracias!!! Esto va por días. A veces pienso "¿Cómo lo voy a estar haciendo mal si pongo todo mi empeño?" Y otras "Pero que madre más desastre ¿Cómo se me ha podido pasar esto? ¿Cómo he podido decirle esto al niño? Me he pasado con el castigo..." Etc, etc. Lo cierto es que naaadie es perfecto. Pero me anima mucho tu apoyo :D

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