Melchor me echa la bronca

Un camello feliz me sonreía desde la pantalla de mi móvil. ¡Por fin! Este año sí que se han retrasado en llamar.
- Hola Dácil, soy Baltasar.- Se presentó mi interlocutor.- Nos han llegado dos cartas de tu hijo Daniel, pero no nos queda claro lo que quiere. Lo chupetes ya los hemos recibido, así que tienes un extra para el mayor. A ver cuéntame.
- Pues a ver... Daniel quiere una bici sin pedales con un timbre chulo, unos prismáticos, juegos de mesa, una excavadora, un nino de lego, una...

-¿Perdona? ¿Un qué?- Me interrumpió su majestad, el rey negro.
- ¿Ummm? Un nino de Lego, es decir, una ambulancia, vehículo policial o de bomberos... lo que sea que tenga sirena. - Le aclaré nerviosa.
- ¡Ah!- Oí como apuntaba lo que acababa de decir.
- Una excavadora, - proseguí- una taladradora, una casco de obrero, un juego de cuentas y cordón para afinar la psicomotricidad fina, unas ceras triangulares, un...
- ¡Basta!- Me cortó una voz diferente de forma tajante.- Perdona, pero no he podido evitar fijarme en la cara de angustia de mi colega en la realeza. - Me explicó más amablemente.
¡Oh! ¡oh! Era el mismísimo Melchor. El más serio de los tres. Me puse a temblar.
- Me temo que este año debo decir que no estás haciendo bien tu trabajo cómo embajadora. - Me regañó con tono paternal.- Si le llevásemos a los niños toooodo lo que quieren (que suele ser toooodo lo que ven), no necesitaríamos embajadores y tendríamos un ejército de niños malcriados y materialistas. ¡Es lo que intentamos evitar! La idea es que nos digas que selección de pocos juguetes le haría más ilusión. Este año te permitimos tres más de la cuenta porque nos ha enviado sus chupetes, pero ¡sólo tres! Así que ordena tus ideas y ¡Yo! en persona, volveré a llamarte para supervisar que esta vez has hecho bien tu tarea. Si no es así tendremos que acudir directamente a Raúl.- Dictaminó muy serio.

Con el rapapolvo escociéndome en la conciencia me puse manos a la obra. El anciano rey tenía razón. Daniel tenía que aprender a desear, a esforzarse por conseguir lo que quiere y a no perder nunca la ilusión. Igual que su hermano Iván, que aún no habla y no me puede decir lo que quiere, pero sí que me indica cada día sus preferencias con gestos y juegos.

Al final la lista ha quedado así:

Daniel quiere para Papa Noel una bicicleta sin pedales, un timbre chulo y unas cartas multijuego de Peppa Pig. Para Reyes, Una Grúa de Lego, La Comisaría de Policía de Lego, unos prismáticos, el Juego de mesa de los Tres Cerditos (me lo recomendó Miri de Menos de 1000 y más de 30. Tiene tan buena pinta que no he podido resistirme a meterlo en la lista) y la taladradora de juguete. Y si cae algún detallito chulo más no estaría mal.

Iván quiere juegos de madera, apilables, encajables y un avión de Little People encantador.

Estoy segura de que esta vez Melchor estará contento y no me quitará de mi papel como embajadora real. Cómo se lo dé a mi marido este seis de enero sólo caen tres regalos por barba, que lo conozco.

Fuera se han quedado los abalorios y las ceras triangulares que me había recomendado Alylu, de Antes de comerte a tu hijo, para ayudarle con la pinza táctil. Son elementos con los que ya trabaja en clase, así que hemos preferido no repetirlos en casa... Por ahora (Todavía le estoy dando vueltas a pasarme por una mercería a ver lo que veo). Soy incorregible jiji.