Lo que da de si un poco de washi tape y unos tapones. Uno de los días que estuvieron los niños medio malos en casa se me ocurrió un idea para entretenerlos de lo más sencilla.
En un principio puse marcas de washi tape para que se picaran, saltaran lo máximo posible y poner marcas con washi tapes de diferentes colores. Les encantó el juego. Pero al cuarto salto ya se cansaron de tanto ejercicio, así que cambiamos el regustro y convertimos el pasillo en una cancha de tenis tapón, un juego con el que nos lo pasábamos bomba mis hermanos y yo cuando éramos niños.
Estos fieras también se lo estaban pasando bien pasándose el tapón con la zapatilla de la piscina hasta que empezaron a tener desacuerdos en las reglas y entonces se montó la marimorena. Cuando em quise dar cuenta habían llenado el pasillo de tapones y eso era un sindios.
Cogí las zapatillas y les pedí que lo recogieran todo con el ceño bastante fruncido. Seguí a lo mío feliz de no escuchar más disputas. Ya sabía yo que algo raro habría, pero tenía que aprovechar los momentos de tranquilidad. Al rato fui en su busca ya bastante mosca y temerosa por lo que me pudiera encontrar, pero lo que vi fue a Iván jugando al golf tapón, nueva modalidad inventada por la nueva generación, con una pistola de agua estilo tubo. Y a Daniel tan tranquilo jugando con los juguetes en el salón. "¿Pero no te dije que recogieras lo del pasillo?", le increpé. "Yaaaa, mamá", me contestó ta pancho, "Pero es que Iván quería seguir jugando y yo no quería hacerle enfadar. ¿Entiendes?". Entendía que tenía mucho morro este peque, pero viendo que el hermano se lo estaba pasando pipa dando bastonazos a los tapones no quise discutir más.
Lo cierto es que la pista de tenis tapón ha dado mucho juego y la han usado muchas veces, tanto para mi juego de la infancia como con nuevas modalidades tan divertidas como mi propuesta.
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