martes, 26 de julio de 2016

Los arqueólogos del hielo

En la guía 300 actividades de verano para niños de El Revolero de Rukkia he encontrado mil ideas y una de ellas es la que voy a contar a continuación y que ha encantado a mis niños.

Con el calorazo que hace no hay nada mejor que montar juegos fresquitos y... ¿Qué hay más fresquito que el hielo? Sin pensármelo dos veces cogí unos dinosaurios muy pequeñitos que tienen los niños, los metí en unos globos y luego los rellené de agua. Una vez montado todo lo metí en el congelador y a esperar al día siguiente.

En un momento de aburrimiento frente al televisor les expuse mi idea: les iba a convertir en arqueólogos polares. Les encantó, pero me hicieron ver que el plan tenía un fallito. Sólo se podía llevar a cabo en la bañera, para evitar posibles desastres, y nuestra bañera es demasiado pequeña para meter a dos arqueólogos polares, así que decidimos que lo harían por turnos.

Como en ese momento empezaba la Patrulla Canina, de la que Iván es muy fan, empezamos el juego con Daniel: un balde con toallas dentro y por debajo para amortiguar los golpes, un martillo redondo y la bola de hielo con sorpresa. "Venga Daniel", le animé, "busca el fósil". Y ahí que estuvo el chiquillo dando martillazos al huevo de hielo tan a gusto.

Se lo pasó genial hasta que encontró por fin al dinosaurio. Para terminar de sacarlo le llevé una vaso de agua caliente para derretir los restos de hielo. Una extracción perfecta. Ya teníamos al dinosaurio libre como el viento. Cuando acabó la actividad retiré todas las herramientas, tiré los trozos de hielo al lavamanos y se duchó (porque ya quiere hacerlo el sólo).

Era el turno de su hermano, sequé la bañera y volvía a prepararlo todo. Palangana, toallas y martillo en su sitio. Y fui a por Iván. El más pequeño se lo pasó igual de bien que el mayor dando golpetazos al huevo de hielo y sacando al pobre dinosaurito que, según él, había cogido un tremendo resfriado y ahora había que cuidarle.

Cuando acabó su actividad arqueológica me expresó su deseo de bañarse en vez de ducharse y de que le dejara algunos de los trozos más grandes de hielo para jugar. Así lo hicimos y se lo pasó bomba transvasando trozos de hielo de un recipiente a otro, tirándolos al agua, más calentita de lo normal para compensar el frío del hilo, y pescándolos luego.

Les ha encantado la experiencia y seguro que repetimos.

2 comentarios:

  1. Jaja, Dácil , siempre tienes la opción del cumple de mi pequeño que es estallar los hiellos contra el suelo y aparecen las sorpresas!!.

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    1. Es que aquí no tenemos patio, ni terraza ni zona común cerrada. Y hacerlos en el parque no sñe y si va a traer más accidentes que otra cosa jajaja Que estos son muy brutines...

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