Desde el principio mis peques fijaron sus ojos en el escenario y no los despegaron. A veces se movían al ritmo de la música, otras se reían y otras se echaban encima de los chicos de delante llevados por la emoción, literalmente, y había que llamarles al orden.
En el escenario, los Futbolísimos se reúnen tras diez años sin verse para ayudar a Elena y resolver un misterio peliagudo.
En el escenario, los Futbolísimos se reúnen tras diez años sin verse para ayudar a Elena y resolver un misterio peliagudo.
A pesar de conocer la historia, Daniel no perdía detalle. Verla en vivo y en directo no era lo mismo que en letras impresas. Los actores bailaban, cantaban e interpretaban con mucho entusiasmo, que es lo que más les gustaba a mis hijos. "¡Se parecen mucho a los del libro!", me comentó el mayor, "Aunque el Pakete del teatro es más gritón que el de la peli", dictaminó.
Yo aproveché para explicarle que en el teatro había que exagerar más que en la versión cinematográfica para que llegara el mensaje al público, y que en el libro el tono se lo imagina cada uno en su mente. Son formatos muy distintos que hay que disfrutarlos desde diferentes perspectivas.
Esta marca multiplataforma de fútbol y misterios me ha venido al pelo para explicarle las diferencias entre los grandes géneros: el literario, el cinematográfico y el teatral. ¡Pues lo entendió a las mil maravillas!
"Mamá, mira como bailan y saltan ¡como mola!", me chilló más que habló el pequeño a la salida, "El mejor Ocho, es un crack!", aseguró con determinación. "Sí, sí, que pasada lo que hacía Ocho, ¿eh mami?", le secundó el mayor. Y sí que es verdad que las acrobacias y elasticidad del personaje más bajito llaman la atención.
También comentaron que el guión mola mogollón, las canciones son chulísimas (salieron del teatro cantando en chino, ya lo entenderéis si vais a verla u os leéis el libro), la escena de la furgo es la más emocionante y divertida, los bailes son muy animados, pero... pero la parte del fútbol les pareció muy poco desarrollada. "¡Hombre!", les rechisté yo "A ver si os creeis que es fácil encontrar cantantes y bailarines que además sean estupendos actores y unos cracks con el balón", anda que no piden.
"¡Pues la pantera era una máquina con el balón! ¡Las cosas que hacía! La mejor futbolista de todos los del teatro", me rebatió Daniel. "La pantera de Moratalaz era esa chica que ni bailaba ni cantaba... ¡Vamos! Que ni habla en toda la obra", le hizo ver su padre. "¡Pero es la que mejor jugaba al fútbol!", exclamaron ambos indignados por el comentario. Que se nos ocurra criticar sus dotes de interpretación que nos comen.
"¿Y dices que tenemos el libro en casa?", preguntó de repente el pequeño. "Pues claro Iván. Si te lo enseñé hace ya algún tiempo", contesté. "¿Pero el libro de esto que acabamos de ver? ¿Igual igual? ¿Justo esto?", insistió. "Que síiiiii. Igual igual igual"... "¡¡¡¡Pues lo quiero!!!!". Así que en cuanto llegamos a casa se lo puse en las manos para que disfrutara con más calma todo lo que acababa de vivir esa mañana.
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