Parece que es cierto eso de que los niños recogen los virus de la guarderías y luego actúan como un impresionante amplificador repartiéndolo a diestro y siniestro. Daniel se lo ha tomado al pie de la letra y ya he pasado por gastroenteritis, conjuntivitis, resfriados... Y ahora este virus maldito.
La verdad es que mientras convalecía en la cama pensaba en lo mal que lo había pasado el pobre crío cuando estaba malito. La cierto es que las madres deberían pasar las enfermedades primero para luego comprender a sus hijos de primera mano.
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