El domingo nos dimos un salto al Museo del Ferrocarril por expresa petición de los peques. Ya hemos estado allí varias veces, así que lo conocen bastante bien. Pensé que les apetecería ir a algún sitio nuevo, pero no. De repente les entraron unas ganas locas de ver trenes y no pararon hasta que consiguieron que papá y mamá les prometieran que iríamos ese mismo fin de semana.
Los chiquillos iban entusiasmados y comentando todo lo que querían hacer: que si montar en el tren del jardín, que si meterse en la locomotora del carbón, que si tocar todos los botones de la maquinaria que tienen expuesta para ese uso... Y nosotros asentíamos a todo. pero lo que no nos esperábamos era que querían ir exclusivamente y directamente a lo que habían enumerado ignorando el resto de la exposición.
Como siempre, nos tocó esperar cola porque es un museo que tiene mucho éxito entre la población infantil. Y no me extraña, porque está fenomenal y los niños flipan corriendo entre las vías y descubriendo sorpresa tras sorpresa.
Nada más cruzar el umbral de la puerta empezaron los problemas. Bueno, para ser sincera, ya les habíamos llamado la atención varias veces porque, de tantas ganas que tenían de entrar, casi se cuelan sin pagar. El caso es que salieron disparados hacia el tren de carbón sin seguir el orden de la visita, ni comprobar si sus padres les seguíamos o no (que sí que les seguimos... a toda velocidad para no perderlos de vista). Allí se lo pasaron bomba dándole a las manivelas, palancas, abriendo la puerta del carbón... hasta ahí bien. Pero es que se negaban a hacer una visita en condiciones y pasábamos por los trenes sin darnos tiempo a reparar en nada.
Casi sin darnos cuenta ya estábamos en la cola del trenecito del jardín. Nos encanta esa atracción. Dejas que te lleve por unos espacios estrechísimos y vas saludando a la gente y a los viajeros del otro trenecito. Y de allí estaban dispuestos a seguir la maratón hacia la sala de las maquinas que se pueden manipular, pero el padre se plantó y dijo que allí mandaba él y que íbamos a verlo todo con calma y sin perder ni un detalle.
Fue casi una misión imposible llena de protestas, lloros, gritos, enfados... Yo al menos tuve un descanso cuando Iván se enganchó al taller de Chuggington que habían montado en la zona infantil. En realidad lo habían llenado de juguetes de esta marca para que los peques jugaran libremente. La proporción entre juguetes y niños era bastante desigual y habían tortas para conseguir un trenecito.
Un padre que convenció a su hijo para seguir la visita me dio uno casi de casualidad. Encantada de la vida se lo llevé a mi chico, pero ¡oh! ¡sorpresas de la vida! Para qué quería un tren si podía mover por las vías un cuadradito de las mercancías. ¡Anda mamá! ¡Que no te enteras! Ojiplática le cedí el tren a otro chiquillo que lo miraba con ojos de deseo, segura de que Iván lo querría más adelante y me la montaría. Pero no, me la montó por otro millón de cosas, pero por el trenecito no. Algo es algo.
El caso es que ves las fotos y parece que fue la visita más feliz del mundo. Ese es el poder del objetivo. Te pones delante y sonríes casi automáticamente.
Al final Raúl salió enfadado porque no le dejaron ver la sala de maquetas, Daniel salió aullando porque no le dejábamos hacer su propio circuito, Iván salió gruñendo porque le apartamos de sus Chuggington y yo salí histérica de aguantar tantos conflictos.
Pero si les preguntas a los peques te dirán: "Lo hemos pasado genial. ¿Cuando volvemos?
Que chulo, me has dado una idea, aquí creo que hay uno lo llevaré
ResponderEliminarSe vuelven locos con los trenes. No sé por qué :D
EliminarEspero que le guste mucho a cangrejito.
Jajajaja. Ay, el drama cotidiano de la madres... Besotes!!!
ResponderEliminarEs tal cual dices, mas bien una tragedia snif snif
Eliminarjejeje bueno ellos lo tienen claro, lo pasaron... ¡genial!
ResponderEliminarNo son nada empaticos con sus pobres padres jajaja
EliminarHola. me encantó el plan. Siempre te digo que los que estais en la Capital jugais con ventaja. Siempre teneis unos planes de ocio muy enriquecedores. Seguimos en contacto
ResponderEliminarSí que es una suerte, pero todos los lugares tiene verdaderos tesoros para los niños. Lo tengo comprobado cada vez que hacemos un viaje :D
EliminarMe super encanta. Tengo que ir ahí...
ResponderEliminarBesos
Lo tengo en mi lista de cosas por hacer. ¡Cómo te entiendo lo que cuentas! A veces llevamos a los niños a hacer algo de lo que tienen muchas ganas y se convierte en un estrés para nosotros. Menos mal que ellos después de todo se lo han pasado estupendamente.
ResponderEliminarEs que lo que ellos perciben y lo que percibimos nosotros no tiene nada que ver jajaja
EliminarQue razón tienes
Hola! Somos de Mercado de Motores y queríamos preguntarte si podemos coger alguna de tus fotos para anunciar que vuelven los talleres de Chuggington a Mercado de Motores! Puedes escribirnos a info@mercadodmeotores.es gracias!
ResponderEliminarClaro que podéis coger las fotos. He intentado mandaros las originales con más calidad al correo que me facilitáis, pero me da error y me los devuelve
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