El otro día estaba en el parque y la madre de un bebé se fijó en Daniel. "¡Tan pequeño y ya corre!". Orgullosa saqué pecho como hacen todas las madres cuando alaban a sus hijos,pero enseguida lo desinflé en cuanto llegó la siguiente frase a mis oídos. "Bueno, ya se sabe la progresión: Gatean, caminan, corren y trepan". ¿Trepan?¡Cómo que trepan! ¿Dónde me encontraré a Daniel cuaLquier día? Si la cuestión de que corra ya es un problema.
Te despistas un segundo metiendo el biberón de agua en la bolsa y ya le puedes perder de vista. Los segundos que tardas en volver a encontrarlo trotando alegremente a demasiados metros de ti son angustiantes. Estoy pensando seriamente en comprarle una correa para niños. Coartaré su libertad, pero estará más seguro. En el parque no hay demasiado problema, porque hay mucho terreno con hierba que amortigua sus caídas. Lo más que le puede pasar es que le atropelle un perro.
Pero en la calle me da miedo que se suelte de mi mano y enfile directo ala carretera. ¡Este niño tiene mucho peligro! Muchas veces se suelta porque ya quiere ir solito. Supongo que su obsesión por cazar gatos han tenido algo que ver con que esté andando tan joven. por otr, muchas veces, o lado, no le da la gana de aprender las palmitas, dice adiós con la mano cuando le viene en gana y se niega en redondo a decir "patata", a pesar de que se sabe perfectamente los fonemas. Es un rebelde.
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