La tarde transcurrió normal, entre juegos, perretillas varias, la hora del baño,más juegos... Y al final llegó la hora de subir a Daniel a casa de su abuela. Lo monté en el carrito con resignación y enfilé hacia mi destino. Me costó muchísimo separarme de él. Sé que va a estar bien cuidado y que Chari le va a dar todos los mimos del mundo, pero es que le echo tanto de menos. Ahora me tengo que concentrar en hacer las mil cosas pendientes que tengo en mi lista Hay que aprovechar al máximo el tiempo que estoy sola.
domingo, 26 de septiembre de 2010
Raúl, otra vez de viaje
Después de un día intensamente feliz. Vino uno un poco triste. Raúl se tenía que marchar de nuevo de viaje por trabajo. Pasamos una mañana estupenda los tres juntitos y luego se despidió de nosotros para coger el avión. Nosotros seguimos rumbo al parque de niños donde Daniel se lo pasa bomba. En el camino ma acordé de que ayer no le habíamos dado nuestro regalo de cumpleaños a Daniel (unos instrumentos musicales tipo sonajero, porquel e gusta mucho hacer ruido). Ahora tendremos que esperar al padre. No sería justo que se lo diera solo yo.
Lo malo es que cada vez que paso delante de la habitación de Daniel, me asomo por la puerta, veo su cunita vacía y se me hace un tonto nudo en la garganta. Seguro que él está de fábula jugando y riéndose a mas no poder. ¡Qué madre más tonta soy!
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