Perretas en la noche

No sé que le pasa a Daniel, pero lleva tres noches cogiéndose unos berrinches de campeonato en plena madrugada. Da igual que le prometas el oro y el moro, él sigue llorando sin escucharte. Empiezo a sospechar que ni siquiera está despierto. Me temo que el cole le está afectando. Es un cambio demasiado drástico y por algún lado tiene que salir.

Al final acaba despertando a su hermano y ya tenemos el coro completo montado. Tengo que pedirle ayuda a Raúl para calmar primero a uno y luego al otro porque si no los lloros de uno no dejan descansar al otro y viceversa.

Espero que se adapte mejor en los días venideros y dejé este estrés atrás. Desde luego yo necesito, al menos, una noche semi tranquila para templar mis nervios.


Encima, el pobre Iván sigue malito y las noches las pasa quejándose por una o por otra cosa, con lo que dormir unas horas seguidas se está convirtiendo en un lujo.