Entraba tranquilamente a mi salón cuando veo una escena que me dejó petrificada. Pequeñas pompitas de jabón estallaban delicadamente sobre mi tarima flotante.
El artífice de tamaña felonía era mi propio marido, alentado por los gritos alegres de sus dos hijos, que se lo estaban pasando bomba atrapándolas antes de que tocaran el suelo.
"¡¡Qué demonios!!" pensé. Y fui corriendo a por la cámara de fotos.
Tras el juego hubo que pasar la fregona, pero ¿y lo bien que lo pasamos?.
Nosotros hacemos eso de vez en cuando con los gatos. Y flipan en colores. Jajaja. Besotes!!!!
ResponderEliminarMe río sólo de imaginarlos intentando cazar las pompas jajajaja ¡Que lindos!
EliminarLo de pasar la fregona es lo de menos,pero lo bien que se lo pasan es un recuerdo para siempre!!!
ResponderEliminarpues claro que si!!!hay que disfrutar estos momentos
ResponderEliminarCierto, aunque me sorprendió que el padre llevara la iniciativa en algo así, suele ser más comedido a la hora de ensuciar jaja
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