Estaba yo de camino al cole y peleándome con mi hijo mayor para que se comiera una magdalena que se había negado a probar mientras desayunaba, cuando se nos acercaron Yoli y Mari Carmen. Sumaron sus argumentos a los mío con la esperanza de convencerle, pero mi hijo, magdalena en mano, no cejaba en su empeño.
En esas estábamos cuando, de repente, Mari Carmen, le señaló el cielo al pequeñín. "¡Mira Daniel! ¿Que hace ese pajarito?" En cuanto el peque desvió la vista hacia el lugar que le indicaban, nuestra amiga aprovechó para pellizcar levemente el bollito. "¡Anda! ¡Que listo! Se quiere comer tu magdalena. ¿Has visto el picotazo que le ha dado?" Al niño le duró unos segundos la sorpresa antes de meterse su desayuno enterito en la boca y masticarlo con dificultad. No sé ni cómo le cupo.
que guapo!!me encantan las historias de Daniel!
ResponderEliminarFue puro egoismo!! Increíble.
EliminarJajajaja. Hay que ver cómo son los niños. En cuanto alguien quiere lo que tienen ellos, les ataca el concepto de propiedad privada, jajaja. Besotes!!!
ResponderEliminarDesde luego le dio una ataque enorme de "No quiero compartir mi magdalena aunque me atragante en el empeño".
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